jueves, 9 de septiembre de 2010

LOS ESTACIONAMIENTOS LEJANOS AL PUNTO DE VENTA INFLUYEN MUCHO EN EL PRINCIPIO Y AXIOMA DE MARKETING DE LA

El público consumidor si no tiene una actitud muy reforzada hacia el producto o servicio que busca, algo que esté convencido que no puede obtenerlo en otro lugar, se desplazará hacia otro lugar más cómodo para obtenerlo (Barrio, Shopping, feria, etc.)


Es entendible, si uno no paso por ahí no se acuerda de la pila del reloj gastada, de una malla de reloj rota, de comprar tal o cual regalo, no vemos los productos y no tenemos ningún impulso de compra. Ahora no hay presencia masiva de público en el centro y hasta se perdió el tradicional movimiento desde el estacionamiento gratis, sin dudas el estacionamiento tarifado ordena un poco y permite que exista estacionamiento, pero el terror a que la grúa le lleve el auto al cliente no lo deja librarse a comprar relajadamente, ya que tiene que estar “tipo cronómetro” mirando a cada ratito la hora.




Esto hace alejar consumidores de franjas denominadas S 2 y S 3, que implica segmentos socio-económicos medios, que son fundamentales para los comerciantes.




Pero siempre hay soluciones y algunos comerciantes creen tenerla. Estas consisten en permitir 15 minutos de estacionamiento de clientes en la cuadra de los locales comerciales y que éstos emitan una orden de parada, con la boleta correspondiente, y por compras superiores a determinado monto. Tal vez no sea fácil la instrumentación pero favorecer los comerciantes del centro, potenciando sus negocios, no es poca cosa. Los empresarios podrían elaborar una suerte de lista de clientes, para que éstos obtengan un bono de estacionamiento. Al menos todos irían al centro a intentar conseguir sus bonos por un número de paradas a establecer, próximos a los negocios.


Lo cierto que se debe seguir estudiando el tema, porque el consumidor por lógica esta cada vez más cómodo con el acceso al confort más barato, por suerte. Tenemos que tener conciencia que el cliente es como un Rey, hay que cuidarlo y asistirlo todo lo que podamos, cambió sus hábitos y está mucho más exigente.




En algunos hoteles le preguntan que colores de sábanas prefiere, que diario leen a la mañana, si gustan de almohadas altas, bajas o almohadones. Es algo que no cuesta nada y el cliente en el futuro siente que solo va a ahí porque conocen sus gustos y lo entienden. Eso se llama fidelizar y relacionar. Si nos dedicamos a trabajar en éste sentido, tal vez nos demos cuenta que en vez de vender productos y servicios, vendemos relaciones humanas y el cliente solo quiera ir determinado negocio para hacer sus compras porque se siente bien ahí.


Todo pasa por entender a los clientes y ponerse en un camino de sintonización o empatía máxima con el cliente, que hoy en día busca cada vez más el marketing moderno.

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